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Zamfara: Anka General Hospital
Memoria internacional 2019

Presentación

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En 2019, decenas de miles de personas que trabajan para Médicos Sin Fronteras (MSF) desarrollaron una labor vital que benefició a millones de personas en más de 70 países de todo el mundo. Comenzamos este informe agradeciéndoles su compromiso y dedicación. Esta es también una oportunidad para plantear dos asuntos que preocupan cada vez más a MSF.

En las últimas dos décadas, los Gobiernos han implementado una legislación cada vez más restrictiva para combatir a los grupos armados radicales. En algunas situaciones, estas medidas contradicen las disposiciones del derecho internacional humanitario y tienen consecuencias directas en la capacidad de MSF para proporcionar asistencia humanitaria y médica a las personas que la necesitan. A veces, nuestro trabajo se percibe como apoyo material y complicidad con los grupos delictivos y no como la asistencia humanitaria médica imparcial y neutral que es para personas heridas, enfermas o muy vulnerables. Esto agrava una situación ya de por sí difícil en algunos lugares, donde la ayuda humanitaria se restringe considerablemente como resultado del secuestro o asesinato de personal humanitario a manos de grupos armados.

En Nigeria y Siria, por ejemplo, durante años nos ha costa llegar a las personas que viven en condiciones de necesidad extrema en regiones muy peligrosas, donde los Gobiernos han penalizado algunas actividades humanitarias y médicas, así como al personal que las ejerce. Nuestro personal ha sido arrestado en Siria, se han llevado a cabo investigaciones militares de nuestras actividades en Nigeria y grupos armados no estatales han atacado y secuestrado a personal humanitario. Los regímenes internacionales de sanciones y las restrictivas medidas estatales también afectan a las transacciones financieras de las organizaciones de ayuda, por ejemplo, limitando los lugares donde se pueden transferir los fondos; esto lo hemos vivido de forma directa, en particular cuando intentamos transferir fondos para pagar a nuestro personal en Somalia.

Para MSF, es prioritario controlar y evaluar la manera en que estas medidas restrictivas están amenazando la seguridad de nuestro personal y dificultando nuestro trabajo, como también lo es mitigar el impacto en la acción y los principios humanitarios. La seguridad y la ayuda humanitaria deberían ser capaces de coexistir, para que a las personas afectadas por el conflicto y la violencia no se les niegue la asistencia a la que tienen derecho.

El cambio climático, una realidad inducida por el hombre, también es una gran preocupación para MSF, ya que podría alterar la dinámica de los conflictos y la incidencia de las enfermedades, y afectar a las comunidades que ya están en riesgo. Tras una moción aprobada por nuestra Asamblea General Internacional en 2019, estamos evaluando la manera de abordar los problemas medioambientales con más eficacia. A la vista de las investigaciones científicas sobre el futuro previsible, es esencial que nos preparemos para asistir a las personas que se verán afectadas por el cambio climático. Al mismo tiempo, debemos evaluar nuestra propia huella de carbono y tomar medidas para incorporar en nuestros proyectos métodos de trabajo, productos y equipamientos responsables con el medio ambiente. Adaptar nuestra forma de trabajo podría tener un impacto importante en las comunidades a las que atendemos y por eso debemos definir y adoptar una estrategia de manera urgente.

Esta memoria resume el trabajo de MSF en 2019. Expresamos nuestro más profundo agradecimiento a las personas que nos apoyan con sus donaciones, cuya confianza y generosidad permiten que nuestra organización siga ofreciendo asistencia médica y humanitaria vital allí donde podemos.

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