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IDP's camp in Monguno, Maiduguri State, Nigeria.
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Nigeria

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MSF en Nigeria en 2018 El conflicto en el noreste de Nigeria no mostró ningún signo de aplacamiento en 2018 y la violencia se intensificó en el centro y el noroeste del país.
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Para finales de 2018, 1,9 millones de personas vivían desplazadas internamente en el noreste de Nigeria y 7,7 millones necesitaban asistencia humanitaria.Fuentes: <a href="https://reliefweb.int/report/nigeria/north-east-nigeria-humanitarian-situation-update-progress-key-activities-2018-8"> Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas</a> y <a href="https://data2.unhcr.org/en/situations/nigeriasituation#_ga=2.180696423.1358997199.1543419016-1271149834.1543419016"> Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR)</a>. A lo largo del año, MSF continuó asistiendo a personas afectadas por la violencia en los estados de Borno y Yobe, al tiempo que mantenía otros programas de atención médica básica y especializada y respondía a otras emergencias en todo el país.

Asistencia vital en el noreste

Casi una década de conflicto entre los militares y los grupos armados no estatales ha perjudicado gravemente a la población del noreste de Nigeria. Varios miles de personas murieron a consecuencia de la violencia o de desnutrición y enfermedades fáciles de tratar como la malaria. MSF y otras ONG trabajan para llenar los vacíos existentes en los servicios básicos, aunque a menudo con dificultades debido a la falta de seguridad. Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, tan solo en el último trimestre de 2018, hubo hasta 230.000 personas recién desplazadas y 800.000 vivían en zonas inaccesibles para las organizaciones de ayuda. 

La asistencia está concentrada principalmente en Maiduguri, la capital de Borno, que alberga a un millón de personas desplazadas; pero incluso aquí los servicios siguen siendo insuficientes. Fuera de Maiduguri, quienes viven en ciudades o enclaves controlados por los militares no pueden cultivar ni pescar, porque no tienen libertad de movimiento. Además, no se puede prestar asistencia humanitaria a las personas que viven en zonas controladas por los grupos armados no estatales.

Tenemos equipos en diversas localidades de Borno y Yobe, que trabajan en salas de emergencias, quirófanos, servicios de pediatría y maternidad, hospitalización, programas de nutrición, campañas de vacunación, programas de salud mental, salud reproductiva, apoyo a las víctimas de la violencia física y sexual, y diagnóstico y tratamiento del VIH. También colaboramos en las derivaciones de emergencia a Maiduguri, y monitoreamos las necesidades de alimento, agua y refugio de los desplazados.

En 2018, dirigimos centros fijos de atención primaria en Maiduguri, Ngala, Rann, Banki y Pulka; centros de atención secundaria en Pulka y Gwoza; y hospitales pediátricos en Maiduguri y Damaturu, así como en Monguno (hasta que se traspasaron las actividades en julio), y a partir de agosto en Bama. También organizamos clínicas móviles cuando fue necesario en Gajiganna, Gajiram y Kukawa. 

Durante el año, nuestros equipos atendieron más de 247.400 consultas externas, asistieron 5.000 partos y trataron a 15.700 niños con desnutrición y a 27.400 personas con malaria.

Brotes de enfermedades y desplazamiento  

En marzo, en respuesta a uno de los brotes de fiebre de Lassa más graves de la historia de Nigeria, enviamos a un equipo al Hospital Federal Universitario de Abakaliki, en el estado de Ebonyi, que tiene 700 camas; mejoramos las medidas de prevención y control de infecciones, consolidamos los sistemas de vigilancia y de notificación de casos, y realizamos control clínico e investigación para ayudar a combatir esta enfermedad hemorrágica viral desatendida y poco conocida. Durante la epidemia, también dimos apoyo al Hospital General de Akure y a nueve centros de salud del estado de Ondo.

Respondimos a brotes de cólera en los estados de Borno, Yobe, Adamawa, Bauchi y Zamfara, y atendimos a un total de 26.900 personas. Colaboramos con el Ministerio de Salud en una campaña de vacunación oral contra el cólera, con la que protegimos a 332.700 personas en los estados de Borno y Yobe.

Debido a que la violencia política se intensificó en las regiones del suroeste y el noroeste de Camerún, más de 30.000 personas huyeron hacia Nigeria. En junio, lanzamos una intervención de emergencia en el estado de Cross River para proporcionar atención médica y agua limpia a los refugiados y las comunidades de acogida. Para finales de año, habíamos atendido más de 7.100 consultas médicas. 

En el estado vecino de Benue, cientos de miles de personas han sido desplazadas por los conflictos interétnicos por los recursos naturales. En febrero, respondimos con atención médica en los campos de Makurdi, Logo y Guma, y nos encargamos del agua y el saneamiento.

Intervención de MSF en el estado de Cross River

Atención a mujeres y niños 

Reducir la mortalidad materna y neonatal es una prioridad en todo el país. En 2018, además de dirigir hospitales pediátricos en Maiduguri, Damaturu y Monguno, y luego en Bama (en el noreste), continuamos brindando atención obstétrica y neonatal de emergencia en el Hospital General de Jahun, en el estado de Jigawa. 

En 2018, el 63% de las 16.000 embarazadas admitidas en este hospital sufrían complicaciones. Un equipo especializado realizó 267 cirugías vesicovaginales a mujeres con fístulas obstétricas, una afección causada por partos prolongados u obstruidos. También garantizamos la atención obstétrica y neonatal de emergencia en tres centros de salud de la zona.

Tuvimos equipos trabajando en dos clínicas de Port Harcourt, donde ofrecimos atención médica y apoyo psicosocial a una creciente cantidad de víctimas de violencia sexual. En 2018, atendimos a 1.400 supervivientes, el 61% de ellas menores de 18 años. 

En diciembre, cerramos nuestro proyecto en el estado de Anambra, donde habíamos estado ayudando al diagnóstico y tratamiento de la malaria en un centro de atención primaria y siete puestos de salud en el municipio de Okpoko desde noviembre de 2017. Desde entonces, hicimos la prueba de la malaria a casi 6.000 personas y tratamos a 3.500, de las cuales 2.900 en 2018. La mayoría eran mujeres embarazadas y niños menores de 5 años.

En Sokoto, continuamos colaborando con el Hospital para Niños con Noma, el principal centro del país especializado en esta infección gangrenosa del rostro, que afecta especialmente a los niños. En 2018, realizamos 150 cirugías a 117 pacientes; además, proporcionamos servicios de salud mental y organizamos en las comunidades actividades externas de vigilancia, concienciación y promoción de la salud. 

Desde 2010, también estamos atendiendo a niños menores de 5 años por intoxicación con plomo relacionada con la minería de oro artesanal en el estado de Zamfara. Nuestros equipos trabajan en la pediatría de 99 camas del hospital general de Anka y en cinco clínicas de los aledaños. En 2018, atendimos a unos 800 pacientes al mes. En 2015, iniciamos un proyecto similar para niños intoxicados con plomo en Rafi (en el estado de Níger), que traspasamos a las autoridades sanitarias a mediados de 2018.  

MSF y el Ministerio de Salud organizaron dos conferencias médicas en 2018, una sobre noma y la otra sobre intoxicación con plomo; en ambos casos, el propósito fue despertar la concienciación y aumentar la atención del Gobierno, con un enfoque particular en la prevención. 

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