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Zimbabue

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MSF en Zimbabue En 2017, MSF continuó ofreciendo tratamiento para el VIH, la tuberculosis (TB), las enfermedades no transmisibles y los problemas de salud mental en colaboración con el Ministerio de Salud y Cuidado Infantil de Zimbabue.
Zimbabue - Activity report 2017 map in spanish

El sector de la salud en Zimbabue afronta numerosos desafíos, incluida la escasez de suministros médicos y medicamentos esenciales. MSF continuó gestionando proyectos de agua, saneamiento e higiene, ofreciendo atención a mujeres con cáncer de cuello uterino, atendiendo a las víctimas de violencia sexual y respondiendo a emergencias.

Harare

En 2017, MSF ofreció tratamiento y apoyo psicosocial a 1.356 víctimas de violencia sexual, así como servicios integrales de salud sexual y reproductiva adaptados a los jóvenes a 2.454 adolescentes en Mbare.

También mejoró el suministro de agua limpia en comunidades vulnerables en Harare mediante la rehabilitación y mejora de 13 pozos y la perforación de cinco más. Además, ayudó en la respuesta a un brote de tifus en la capital.

VIH, TB y enfermedades no transmisibles

En la provincia de Manicaland, MSF impulsó la ampliación de las pruebas de carga viral en 40 centros de salud, así como el tratamiento de los pacientes cuya terapia antirretroviral había fallado. También ayudó con el tratamiento de enfermedades no transmisibles como el asma, la hipertensión y la diabetes (1.861 pacientes en Chipinge y 550 con diabetes en Mutare). Asimismo, inició un proyecto piloto sobre la integración del tratamiento de pacientes con VIH y enfermedades no transmisibles y colaboró con otro que estudia un tratamiento de nueve meses de duración para la TB multirresistente (a finales de 2017, tres pacientes lo habían iniciado).

MSF continuó realizando programas de sensibilización sobre el VIH utilizando modelos de atención que empoderan a los pacientes y que acercan el diagnóstico y el tratamiento a las comunidades por muy lejos que estas estén de los centros de salud (a veces hasta 180 kilómetros).

MSF también colaboró con el Ministerio de Salud en la detección de cáncer de cuello uterino y el tratamiento de pacientes en la fase inicial de la patología, en Epworth y Gutu. Un total de 5.925 mujeres se hicieron la prueba y 597 recibieron tratamiento.

Capacitación del personal y traspasos

En colaboración con el Ministerio de Salud y la Organización Mundial de la Salud (OMS), MSF ofreció capacitaciones en el marco del ‘Programa de acción para superar las brechas en salud mental’ (mhGAP) de la ONU; los especialistas de MSF formaron a unos 250 enfermeros de diversas instituciones sanitarias.

MSF también proporcionó servicios de orientación y tutoría al Ministerio de Salud y Cuidado Infantil, al departamento de Prisiones y Servicios Correccionales de Zimbabue y al personal sanitario de la ciudad de Harare, con vistas al traspaso a finales de 2017 de sus proyectos de salud mental en la prisión de máxima seguridad de Chikurubi y el hospital central de la capital. A lo largo de cinco años de trabajo, los equipos de MSF atendieron a 4.250 personas en la unidad psiquiátrica. La intervención de psiquiatría comunitaria de Harare dirigida por MSF fue transferida a la Universidad de Zimbabue en octubre.

MSF también impartió formación al nuevo personal médico de la clínica Epworth sobre la atención a pacientes en estado avanzado de coinfección con VIH y TB, pacientes con TB resistente y pacientes pediátricos y adolescentes, así como sobre la atención a las víctimas de violencia sexual para el personal de enfermería de las policlínicas de Harare.

Tras 11 años ofreciendo tratamiento, atención y apoyo a más de 24.406 pacientes con VIH y 9.197 pacientes con tuberculosis, MSF transfirió el proyecto de Epworth al Ministerio de Salud a finales de 2017. También traspasó sus programas de monitorización de la carga viral en el Laboratorio Nacional de Microbiología y el hospital Beatrice de enfermedades infecciosas, aunque seguirá implementando esta actividad en sus propios proyectos.

Reclusos de la prisión de máxima seguridad de Chikurubi
Los reclusos se pesan en el programa médico de MSF en la prisión de máxima seguridad de Chikurubi.
Ikram N'gadi/MSF

Historia de un paciente

Joel*

Joel estaba trabajando como limpiador en una empresa en Harare cuando repentinamente sufrió un brote de comportamiento violento. Fue trasladado al hospital e ingresado en la unidad psiquiátrica. Cuando pudo regresar al trabajo, se dio cuenta de que sus compañeros sabían que había estado ingresado en el pabellón psiquiátrico y empezó a notar que lo trataban con desprecio. Acabó dimitiendo.

“Aún hay mucho estigma en la comunidad y llega incluso a los lugares de trabajo”, afirma. “Cuando veo a personas con enfermedades mentales, me llena de tristeza, porque me doy cuenta de que no recibieron el tipo de ayuda y asistencia que yo sí tuve”.

A pesar de ser soldador, no pudo encontrar trabajo porque nadie quería contratar a una persona con antecedentes de enfermedad mental. Finalmente consiguió un empleo tras ser recomendado por un psiquiatra. El estado de Joel se ha estabilizado gracias a la medicación.

“Me gustaría hacer un llamamiento al Gobierno para que ayude a los pacientes con enfermedades mentales a que puedan comenzar proyectos que generen ingresos –dice–. Si tienen algo que hacer, si están ocupados, no abusarán de las sustancias que pueden provocar una recaída”.

 

* Nombre ficticio por deseo del paciente.

Harare Central Hospital Psychiatric Unit

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