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Memoria internacional 2021

Afrontar y abordar nuestras responsabilidades en materia de discriminación, abuso y medio ambiente

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Memoria Internacional 2021 > Afrontar y abordar nuestras responsabilidades en materia de discriminación, abuso y medio ambiente

Médicos Sin Fronteras (MSF) continúa trabajando para garantizar que, en todo el mundo, las personas dispongan de atención médica, incluso quienes viven en regiones remotas y excluidas. Pero también debemos seguir intentando ir más allá: debemos reflexionar y preguntarnos si actuamos conforme a nuestras responsabilidades con el medio ambiente y con las discriminaciones y abusos que personal, pacientes y comunidades sufren a manos de nuestra organización.

En 2020, tuvimos que reconocer que, a pesar de llevar años trabajando para concienciarnos y responder a los problemas de desigualdad, discriminación y racismo institucional, no hemos progresado lo suficientemente rápido. Esto nos llevó a comprometernos públicamente a luchar contra la discriminación y el racismo dentro de nuestra organización.

Cumplir con este compromiso fue una de las prioridades en 2021 y conseguimos una gran movilización en todos los niveles de la organización. Contamos con un plan de acciones clave, divididas en siete categorías: beneficios para el personal (remuneración y otras ventajas); control de los comportamientos de acoso y el abuso; contratación y desarrollo de personas; exposición al riesgo; comunicación y captación de fondos; estándares de atención para pacientes y comunidades; y gobernabilidad y representatividad ejecutivas.

A finales de 2021, publicamos el informe de progresos sobre estas categorías, cuyo objetivo era abordar la cuestión de la diversidad, la igualdad y la inclusión dentro de MSF.

A pesar de los avances logrados, aún queda un largo camino por recorrer para tratar los complejos problemas a los que nos enfrentamos a la hora de construir una organización más justa, diversa e inclusiva. No estamos hablando de realizar unos pocos cambios ni de tachar puntos de una lista de tareas: nuestro objetivo es la transformación de la cultura y de la esencia misma de nuestra organización en materia de diversidad, igualdad e inclusión. Es algo que lleva tiempo, pero estamos en el camino correcto.

En 2021, también continuamos abordando seriamente los comportamientos indebidos dentro de MSF, con el objetivo claro de erradicar cualquier tipo de abuso dentro de nuestra organización. Esta es una tarea complicada y poliédrica, pero es primordial. Desafortunadamente, el sector humanitario no es inmune a los problemas de comportamiento indebido y abuso. En muchos contextos, la presencia de personal humanitario en áreas donde hay grandes necesidades se asocia con oportunidades de empleo o negocio y con la disponibilidad de financiación y activos. El control de estos recursos representa un riesgo desde el punto de vista del abuso, y minimizar tal riesgo es nuestra responsabilidad.

Hemos realizado mejoras en la identificación del personal que ha cometido abusos, de modo que las sanciones aplicadas se conozcan en todas las entidades de MSF en todo el mundo. Pero también sabemos muy bien que todavía hay muchos casos de abuso de los que no se informa, por lo que es necesario un mayor esfuerzo para lograr que nuestros mecanismos de denuncia sean más accesibles. Esto es particularmente importante para el personal contratado en los países donde trabajamos, para las personas a las que atendemos y para sus comunidades, que muy pocas veces recurren a estos mecanismos.

Un ejemplo muy claro de este problema tuvo lugar en el este de República Democrática del Congo, donde medios de comunicación y otras organizaciones investigaron y denunciaron casos de abuso a gran escala (incluido el intercambio de sexo por trabajo) cometidos por personal humanitario durante la epidemia de Ébola de 2018-2020. Tras ser informada de que algunas personas contratadas por MSF podrían haber estado involucradas, la organización inició su propia investigación sobre casos específicos. También hicimos un análisis general para conocer la percepción de nuestro personal sobre los problemas de abuso y nuestra capacidad para darles respuesta. El hecho de que estos casos no fueran denunciados por los canales habilitados por MSF confirma que hay que mejorar la confianza en estos mecanismos y su accesibilidad, especialmente durante emergencias tan extremas como aquella.

Por otra parte, sabemos que las personas a las que ayudamos, que viven en algunas de las zonas más vulnerables del mundo, sufren de manera desproporcionada los efectos de la crisis climática. Presenciamos directamente las consecuencias de los fenómenos meteorológicos extremos. El año pasado, en Mozambique, miles de personas tuvieron que dejar sus hogares debido a la ocurrencia cada vez mayor de ciclones destructivos. Los huracanes en Haití y Filipinas destruyeron ciudades y pueblos enteros. Y las inundaciones en Sudán del Sur desplazaron a casi un millón de personas.

2021 también nos dio una idea más concreta de cómo implementar el pacto medioambiental que MSF adoptó en 2020, mediante el cual reconocimos la necesidad de hacer cambios concretos e inmediatos para ayudar a controlar las consecuencias del cambio climático en la salud.

Reconocemos nuestra propia contribución al problema global de las emisiones de carbono y la destrucción del medio ambiente causada por la humanidad; por eso, nos comprometimos a reducir nuestras emisiones en al menos un 50% para 2030, en relación con 2019. Reducir nuestra huella de carbono implica un esfuerzo muy grande, ya que responder a las crisis humanitarias y de salud en distintas partes del mundo –el año pasado trabajamos en más de setenta países– conlleva inevitablemente grandes emisiones.

Están en marcha ya las evaluaciones para determinar cuál fue nuestra huella de carbono en 2019, y las diferentes entidades que conforman nuestra organización intentarán alcanzar el objetivo de diversas formas. Por ejemplo, sabemos que se necesitará una adaptación drástica en materia de transporte de personas y bienes, construcción, energía y gestión de residuos.

Brindar ayuda rápida a las personas en algunos de los lugares más remotos del planeta siempre será nuestra prioridad, pero queremos hacerlo sin dañar a esas mismas personas. Esto puede conllevar cambios radicales en la forma en que hacemos las cosas, pero es un imperativo moral, humanitario y sanitario.

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